miércoles, 15 de octubre de 2008

¿Por qué pasa esto Jane?

Afortunadamente me habían dado llaves para abrir la puerta, entre a la casa y me acosté a dormir sin que nadie se diera cuenta. Cuando me desperté, me dieron desayuno y pude llamar a Jane a través de Skype, me senté a chatear como una hora con ella y fue desastroso, se porto muy feo conmigo y termino en un agarrón monumental, yo estaba emputado y me puse muy mal. Doña Alicia me vino a hablar y me vio los ojos rojos, disimule diciendo que tenía mucho sueño.

Me arreglé, me vestí y salí con el firme motivo de conocer alguna de las canchas de Buenos Aires. Fui a la pizzería del lado y le pregunte a la persona que atendía por la cancha de La Paternal, era a tan solo 5 cuadras de allí por lo que emocionado me dirigí rápidamente. Sabía que en esa cancha jugaba de local Argentinos Juniors, club del cual había salido el héroe de la mayoría de los argentinos: Diego Armando Maradona. El estadio estaba ubicado en medio del barrio, me pareció increíble, era la cancha del barrio así como es la del Tabora o El Paseo, en mi amada Bogotá, era enorme y a la vez pequeño. El estadio estaba rodeado completamente de casas de familia, todo el contexto era inolvidable. Le di la vuelta mientras miraba cada una de las imágenes pintadas en sus muros y los bichos en sus puertas, me pareció espectacular los cadáveres en la tribuna visitante. A pesar de ser cuadrada, la cancha me gusto mucho.

Era la primera cancha que visitaba por lo que mi emoción era notable. Fui en busca de algo para almorzar pero no encontré nada. Yo sabia que Buenos Aires tenía muchas canchas por lo que al entrar a una pequeña tienda pregunte al dueño por otro estadio cercano. El dueño me dijo que la de All Boys estaba 20 cuadras de allí, por lo que empecé a caminar hacia la dirección indicada. Por el camino encontré un lugar donde pude almorzar un pebete (perro caliente de solo salchicha y pan) con cepita.
Por fin llegué, el estadio estaba ubicado en el barrio La Floresta, un sector humilde pero bastante tranquilo. No era tan alta como el que ya había visitado, pero si se veía mucho más grande, intente meterme por una calle para darle la vuelta, pero me arrepentí al verla tan solo. Camine y vi la entrada al club, sin pensarlo me entre. Era una cafetería y detrás había un gimnasio con una cancha de baloncesto. Pregunte si podía entrar a conocer y no hubo mayor problema, recorrí todo el gimnasio buscando como entrar a la cancha, finalmente solo conseguí colarme por una puerta y poder ver el campo de juego. Me parecía increíble que un equipo de la B Metropolitana (la tercera división) tuviera una infraestructura mejor que cualquier equipo de los colombianos, donde sus socios podían acceder a todos los servicios de las instalaciones. Le dí la vuelta a la cancha y encontré la puerta principal del estadio, me di cuenta que se llamaba Las Islas Malvinas, y recordé la triste historia y las imágenes que había visto en Córdoba de la crueldad de esta guerra entre Argentina e Inglaterra. Me pase a la acera del frente para sacar alguno foto, cuando me di cuenta, justo detrás mío había una especie de cancha de futbol sala, era la escuela de futbol de All Boys, se estaba disputando un partido de niños de no mas de 8 años y en las graderías los padres apasionados gritaban indicaciones a sus respectivos hijos, los niños corrían todas y jugaban con una garra que nunca me hubiera imaginado. Me sorprendendía una vez más del amor que siente el pueblo argentino por el futbol.
Me devolví por la misma ruta y vi otra cosa que me pareció curiosa, las funerarias pequeñas, como las que hay en barrios populares tipo "Las Ferias" de Bogotá, estaban completamente vacías, supuse que en Colombia la gente muere más. Conseguí un Cyber para ver que había pasado con Jane, recuerdo que la llame y todo empeoro. Fui a casa de María y descanse un poco había quedado de verme con Kershak en el Obelisco.
Nos encontramos, y por fin ya tenía quien me tomara fotos con el monumento histórico así que aproveche lo más que pude. De allí empezamos a caminar por Corrientes hacia una famosa pizzería de la ciudad: Banchero. Era un sitio bastante elegante, pedimos una pizza mediana mitad vegetariana para mí. Les puedo decir que es la mejor pizza que me he comido en mi vida, estaba recién preparada y acompañado con una enorme Quilmes fue una de las mejores comilonas que me pegue en el viaje. Mí amigo fue al baño y duro un buen rato, de ahí supuse que había perdido la mitad de la plata. Salimos de allí con la barriga llena, debíamos caminar bastante.

Llegamos a su casa, me presento a su familia, o a los que estaban despiertos. Subimos a su cuarto (un ático bastante pequeño y lleno de humedad, la rinitis me tenia vuelto nada en menos de 2 minutos) y empezamos a tomar mate, duramos toda la noche hablando, me contó de su problema de salud y me mostró la evidencia de eso, yo me sentí realmente mal, el que fuera mi mejor amigo estaba matándose lentamente. Al rato cuando pase de la impresión le cambie el tema, le conté de la realidad colombiana, de todo lo que estaba pasando en ese momento en mi país, mientras él hacia caras de incredulidad y se alegraba de vivir en su país a pesar de también tener todos sus problemas. La noche paso entre mate e historias.

martes, 14 de octubre de 2008

Kershak McCoy

Dormí la mitad del día, la noche de tango había sido demasiado pesada para mí, además de lo mucho que dure caminado por la ciudad. Almorcé con María y la abuelita, hablábamos mucho ella y yo, me contaba de sus maridos y algo de su vida, me recordaba a mi abuelita Cecilia que ya falleció. María me ofreció un trago llamado Gancia, era parecido a un vodka pero mas suave, partió algunas frutas y me hizo un coctel, sabia raro pero me lo tome con gusto, la gente en el cono sur esta mas que acostumbrado a acompañar sus almuerzos y cenas con licor, generalmente con vino.

Me salí a caminar, me habían recomendado un centro comercial así que primero decidí ir explorar mejor lo poco que conocía, se veían turistas caminando sin pasar desapercibidos. Subí por la 9 de Julio mientras el sol se escondía luego me devolví por la Avenida Córdoba que iba en sentido contrario a Corrientes y baje hasta el centro comercial Abasto. Era enorme, cuando entre en una tienda de electrodomésticos daban el debut de Colombia en las eliminatorias justo ante Brasil, me quede mirando los últimos 15 minutos del partido, empatamos a cero en Bogotá, un muy buen resultado.

Recorriendo el centro comercial pude ver bastante chicas muy bonitas, las argentinas promedio eran bastante flacas y con el pelo liso, además de tener mucho estilo para vestirse. Sin duda me llamaban la atención, pero yo solo pensaba en Jane.

Me metí a una tienda de música a ver los discos nacionales, esos que en Bogotá son costosos y a veces difíciles de conseguir, allí eran los mas baratos, me antoje de muchas cosas pero no compre nada ya que prefería guardar el dinero para comprarle muchas cosas a mi chica. Di otras dos vueltas por allí y llame nuevamente a mi amigo Kershak McCoy, esta vez me contesto, le conté que estaba en la ciudad y el se puso feliz, quedamos de vernos en 2 horas en el obelisco, yo estaba a pocas cuadras de allí así que tenia que buscarme algo que hacer mientras tanto. Me fui a buscar algo de comer que fuera barato, finalmente conseguí una pizzería y me pedí unos spaghetti napolitanos, estaban muy buenos, además de que no me afectaba mucho el bolsillo.
Llegué al Obelisco y me senté a esperar, alguna vez había visto a Kershak pero no recordaba como era. Solo tuve que esperar un poco hasta que un muchacho en sudadera y con gorro se me acerco, yo me asuste un poco ya que su aspecto no era el mejor, pero al saludarme de buena manera me tranquilicé. Kershak era un flaco igual de alto a mi con un poco de barba, había sido mi mejor amigo y consejero amoroso por mucho tiempo por lo que sentía un cariño especial por el. Nos abrazamos y tratamos de charlar pero no fluyo tan fácil, había mucho que decir y no sabíamos por donde empezar.Nos paramos en el Mc Donalds a esperar a alguien, hablamos de lo difícil que fue contactarlo y del tiempo que había pasado sin saber nada el uno del otro. Llego un muchacho altísimo, era amigo de Kershak intercambiaron algo que no recuerdo ahora y luego el amigo recibió una llamada, tenia una cita a ciegas cuando se encontró con ella nosotros nos reímos disimuladamente, la chica le daba casi en el codo.

Decidimos ir a tomar algo en un café que había al frente. No sentamos y el pidió un submarino (tasa de leche caliente con una barra de chocolate que al introducirla se derrite totalmente) mientras que yo pedí una cerveza iguana. Mi amigo fumaba mucho por lo que nos tuvimos que hacer en el área de fumadores, pienso que esa hora que estuvimos ahí destroce mis pulmones. Salimos y dimos una vuelta por el centro, por unas de las calles peatonales, había poca gente y algunas prostitutas, se pone feo de noche, miramos unos celulares y yo le hacia muchas preguntas sobre BA y sobre la vida allí. Entramos a un Cyber como una hora para avisar en mi casa y a mi chica, y llamar a María que me había encontrado con mi amigo.


Al salir mi amigo se le ocurrió la idea de llevarme a un lugar que significativo para él, era un pequeño parque sobre la 9 de Julio al que llamaba Creta. Allí había una fuente bastante simpática y estaba rodeado por edificios de todo tipo de arquitectura; colonial, ¿quizás gótica?, bueno, no se. En fin, me explico su historia allí y me contó de las personas con las que alguna vez visito el lugar, por lo cual yo entendí que era un gran honor para mí. Estaba feliz de estar allí conmigo. Duramos un buen rato allí tomando fotos y molestando, pero antes de irnos, me puso una prueba, contar las ventanas que habían en esa pared que se puede apreciar en la fotografía. Kershak duró como 10 minutos burlándose de mí ya que como se pueden dar cuenta, las ventanas están pintadas. Creta es un oasis en medio de la ciudad y su trajín diario.

Caminamos mucho, recorrimos barrios repletos de edificios de oficinas, el silencio era la constante, no se veía mas gente aparte de nosotros, ni siquiera los celadores que cuidaban las empresas. Fuimos hasta el cementerio de La Recoleta, un lugar que cualquier turista debía visitar, PERO DE DÍA!!!!, me impresiono que justo al frente había una discoteca, ya eran las 5 AM y podía tomar el bus para la casa de María.

lunes, 13 de octubre de 2008

Tango para divertirse

Me levante a las 12 pero no era medio día ni hora de almuerzo, aun era mañana y me pude dar un buen baño de agua caliente después de varios días. Empezaban las eliminatorias al mundial (que actualmente se juegan) y Argentina debutaría con Chile en el Monumental, por lo que me quede en casa viendo el partido por Fox Sports, afortunadamente María tenia cable y pude ver la narración local, bastante acomodada por cierto. Ella se había quedado tomando hasta la madrugada por lo que dormiría todo el día.

Me salí de la casa después de escribirle a Jane, pero esta vez con María, íbamos a almorzar a un restaurante barra libre de todo tipo de carne. Era un restaurante en medio de un centro comercial, bastante elegante, donde comimos bastante y gratis, ya que ella tenia una invitación pendiente que se habían ganado en la casa, yo de colado salí ganando y pude probar cosas muy ricas.

Después de estar completamente llenos, fuimos hasta la casa, pero solo era una parada mí. Repose un rato y ya estaba listo para salir nuevamente, me fui a conocer algo mas de la ciudad ya que afortunadamente ya me habían dado algunas indicaciones, así que no hubo mayor inconveniente de irme solo. Me baje del bus de pura suerte donde debía. Camine por toda la famosísima Avenida Corrientes, mirando las personas, almacenes y tiendas pero lo que mayor impresión me dio fue la cantidad de teatros. A los dos lados de la calle encontraba persona que me entregaban volantes de obras que se desarrollarían ese día, desde grandes montajes hasta espectáculos de Stand-up Comedy.

Corrientes circula en un solo destino y por aquel me deje llevar, camine hasta llegar al Obelisco, lugar de reunión espontánea de marchas triunfadoras de hinchadas futbolísticas que algunas veces vi por la televisión. Al ver la gente que estaba allí pude darme cuenta que yo debía ser el único turista que se atrevía a estar a esa hora. El obelisco esta ubicado en el centro de la Avenida 9 de Julio (¿la avenida mas ancha del mundo?) por lo que hay lugar donde sentarse a mirar el monstruoso y blanco monumento, era bonito pero no me llego como lo imaginaba, lo había encontrado sin buscarlo.

Ya era tarde, estaba bien oscuro y además tenía mucha hambre. Seguí caminando hasta encontrar un lugar donde comer, muy poca gente andaba por ahí ya que los teatros estaban cerrados por lo que decidí devolverme, de nuevo me encontraba con el obelisco, pero ya lo miraba con confianza, seguí caminando por corrientes disfrutando la vista y cayendo en cuenta el obelisco estaba en frente de mis narices desde el momento que me baje del bus. Me metí a un Cyber a escribir y llamar a Jane antes de partir a encontrarme con mi anfitriona.

Llegué a la dirección que María me había dado, era un edificio viejo con un gran corredor donde al final había una taquilla y una puerta. Camine hasta allí y una señora me dijo que costaba 8 pesos, no los quise pagar sin saber si ellos aún estaban ahí. Le pedí el favor que me dejara entrar a ver si estaban mis amigos, solo me dejo asomarme y cuando lo hice no vi a nadie, además que vi una imagen que no me pareció para nada llamativo. Decidí salir a llamar, pero antes me fui a dar una vuelta, termine caminando hasta el Soho, que vendría a hacer como la zona rosa de Bogotá, muchos sitios de rumba y restaurantes, era sábado y el ambiente estaba prendido, había mucha gente y muchos autos parqueados a lado y lado de la calle. Ande por ahí 2 horas y cuando quise volver a buscar a María estaba completamente perdido.

Trate de ubicarme y por fin llegue eran como las 3 AM y afuera estaban discutiendo “la chica palai” con el muchacho de la noche anterior, los salude y no tuve mas remedio que pagar y entrar. Era un gran salón con muchas mesas alrededor, la gente bailaba tango y otros tipos de música. Me senté en la mesa con María y me presentaron a algunos de sus amigos, incluido su mejor amigo y su novio Mariano. Todos bailaban menos yo, eran las 5 AM y ya estaba cansado, habían unos viejitos decrépitos que bailaban mucho mejor que todo lo que podría bailar yo.

La gente abandonaba el lugar y nosotros también, era muy tarde y estaba cansado, pensaba que ya íbamos a la casa pero no era así. Fuimos como a un instituto y el sótano había tremenda fiesta, parecían las 12 de la noche, todo el mundo estaba feliz y enrumbadísimo, me sorprendió bastante, la gente bailaba tango y murga, me asome a ver a una rubia como simpática, pero me aburrí y me senté, duramos una hora allí.

domingo, 12 de octubre de 2008

Solo en BA

Desperté en medio del sonido de las bocinas de carros, abrí la cortina y pude ver que ya había amanecido, de hecho ya eran como las 9 AM y supuse que estábamos entrando a Buenos Aires, decidí seguir durmiendo un poco más. Cuando volví a abrir los ojos estábamos en un trancón enorme, justo al lado de la pista de aterrizaje de Ezeiza, podía ver automóviles un poco más nuevos y den mejor estado de lo que pude ver en Córdoba. Finalmente llegamos al Retiro (terminal de buses) con un retraso de más de 2 horas, apenas recogí mis maletas llame a María.
Afortunadamente reconoció mi gorra amarilla y nos pudimos encontrar rápidamente. María era una amiga virtual de Anes (mi hermano) la cual se había ofrecido para ayudarme y darme posada por algunos días, mientras yo ubicara a mi amigo Kershak McCoy. Nos presentamos, era una chica bastante agradable un poco menor que yo. Tomamos un bus con destino a La Paternal, barrio donde ella vivía y sitio que muchas veces había escuchado nombrar viendoel torneo de ascenso por T y C Sports.

Durante el camino intentamos conocernos, me explico algunas cosas y yo le conté otras, a estas alturas del paseo yo ya confiaba en cualquier persona y aún mas, en una recomendada por Anes. Llegamos a La Paternal y nos dirigimos hacia un edificio de apartamentos, allí vivía con sus padres, su abuela y pequeña perrita. Al entrar me presente con la abuelita y la madre, las cuales me recibieron muy amablemente, yo algo tímido trate de portarme lo mejor posible. María me mostró donde dormiría (en el sofá) y me recomendó no dejar nada suelto ya que Mirecha, (Mireya; la perra) lo acabaría a mordiscos.

Bajamos hasta un restaurante y compramos una pizza, ese sería el almuerzo, María me invito y yo no tuve mas remedio que agradecerle bastante apenado. Después de charlar un rato, ella decidió acostarse a dormir ya que había trasnochado la noche anterior y madrugado a esperarme (recuerden que llegue 2 horas tarde), pero antes me dio unas indicaciones para entretenerme solo esa tarde de sábado. Para llegar al Jardín Botánico debería tomar el bus 110 y bajarme cuando llegará a cierta calle, ya me había explicado la metodología para pagar el pasaje por lo cual no habría mayor inconveniente. El camino era largo y yo me sentía confundido al darme cuenta que no llegaba, sin embargo después de un descuido y dos cuadras de más reconocí el nombre de la calle en un aviso y me baje en la parada siguiente.


Era bastante diferente al que queda muy cerca de mi casa en Bogotá, este era más libre y con menos estructuras cerradas, cualquier tipo de persona podría circular por allí sin pagar un centavo, y los mas curioso de todo, era que estaba cundido de gatos. Di una vuelta mediana y salí sin rumbo fijo. Empecé a caminar por toda la avenida hasta el centro comercial Palermo en donde pude hacer popo y conocer la tienda ADIDAS, entre otra gran cantidad de tiendas de marca play, muchas inexistentes en mi país. Dí muchas vueltas hasta cuando me sentí muy lejos de donde debía tomar el bus para la casa de María. Era raro, mi primer día en Buenos Aires y estaba completamente solo recorriéndola.
Llegué nuevamente a la casa, no fue tan difícil como me estaba imaginando cuando iba en el bus, saben ustedes lo despistado que soy. Me senté a charlar con Alicia e Hilda, la mamá y abuela de María respectivamente; les conté de mi vida y de mi viaje, de mi familia y de algo de mí país. Acomode el sofá donde iba a dormir y deje la maleta con mayor precaución de la perrita. María se estaba alistando para salir y pues me había invitado, iríamos a ver a una banda venezolana, solo nos quedaba esperar a una de sus amigas.
Tomamos un taxi y me fui enseñándoles palabras comunes del léxico colombiano, sobretodo el uso que hacemos de la palabra paila. La amiga de María se intereso mucho en aprender, desafortunadamente siempre terminaba diciendo palai, por lo cual el resto de días que nos vimos la moleste llamándola “la chica palai”. El bar donde tocaría la banda estaba ubicada creo que en el centro de la ciudad, y por lo que pude observar no era muy cerca de la casa, además que no habían muchos sitios abiertos de ningún tipo por allí. Sin embargo, el bar era muy bonito, se me hizo hasta play y elegante, supuse que todos los bares eran por el estilo.
Famasloop era la banda que íbamos a ver, amigos virtuales de María, aun faltaban unos minutos de espera por lo que nos sentamos en una mesa a tomar algo, ellas pidieron un coctel extraño y yo pedí una cerveza Stella Artrois que me pareció muy costosa, pero me la tome con gusto. La banda empezó, tocaban un tipo de rock electrónico simpático, la verdad me gusto y al hacer el cambio de moneda, me pareció barato el disco y por eso lo compre. Se acabo el toque y llegaron otros amigos de María, "la chica palai" les dijo que eran paila de frente y ellos no entendieron, afortunadamente.
Se aburrieron y nos quedamos solamente con uno de ellos que era pretendiente de “la chica palai”, yo ya estaba muy cansado por el viaje y la noche anterior en el bus, pero me hice el fuerte para no incomodar a María y sus amigos. Al rato nos fuimos, el muchacho traía carro por lo que nos fuimos para la casa de María. Sorprendentemente, dejaron el carro a la vuelta de la esquina del edificio, yo estaba preocupado y les decía que como iban a dejar el carro tan lejos de allí, que si no se lo robaban, las calles estaban solas y no se veía a nadie que cuidara, raro, rarísimo. Se sentaron a tomar vino en la cocina, yo estaba destruido y me acosté a dormir.

sábado, 11 de octubre de 2008

Despedida con fuegos artificiales

Me levante con un gran guayabo, pero muy feliz, la noche anterior había brindado hasta con mi papá por teléfono. Era mi último día en Córdoba y por eso debería aprovecharlo. Un día lluvioso y gris, en todos los días que llevaba de viaje, era el primero en el que me veía en la necesidad de salir con saco o chaqueta a la calle, hacia frío y mientras CH estábamos esperando el bus, pude ver por primera vez un Remis.
CH decidió llevarme a comer los platos típicos de Córdoba ya que ni siquiera el lo había probado en los meses que llevaba allí. Un muy buen restaurante, de los mejores de la ciudad, los platos eran extraños tanto en nombre como en sabor: Locro y Humita, uno era dulce y el otro salado. Compartimos los platos y me quede con el salado, CH también acepto el dulce, pero finalmente el almuerzo de despedida que invite, no resulto tan bueno como esperábamos.
Durante mis "paseos" por el centro de la ciudad pude ver muchas cosas realmente simpáticas para comprar, sin embargo no lo había hecho por temor a que me dieran en la cabeza al darse cuenta que era turista. La opción que encontré fue esperar que CH estuviese algo desocupado para que me acompañara, y aunque sabia que los dos pareceríamos turistas, estando con él me aseguraría que los precios que me dieran no fueran abusivos. Caminamos por todo el centro y finalmente pude comprar algunas cosas; una maleta y un balón de River Plate (en un muy buen precio).

Ya hiendo para la casa atravesamos la Av Colon, nos dimos cuenta que estaba cerrada ya que había algún tipo de festival, por lo cual los fuegos artificiales estallaban en el cielo. Retumbaban fuertemente, nos quedamos viendo y pensé en mi despedida, ya era tarde en la noche y pronto abandonaría la ciudad, miramos un rato y le comente que seguramente en toda la ciudad sonarían cada uno de los estallidos, era la ciudad mas callada que he conocido en mi vida

Esta misma noche en que yo debía partir con destino a Buenos Aires, llegaba un nuevo voluntario a la fundación y obviamente a la casa, por lo que Diego y Mariana deberían ir a recibirlo al aeropuerto. Cuando llegamos a la casa ellos ya se habían ido, Tim se dispuso a hacer la comida mientras yo alistaba los últimos detalles de la maleta. Ya casi era la hora de partir y no había mas tiempo para esperarlos, Tim me sirvió lo que había preparado, bastante apenado le di las gracias y me lo comí todo. El Remis ya llegaba y no hubo mas tiempo que para una despedida de abrazo y un agradecimiento sincero.
Nuevamente me iría en un bus de 2 pisos por lo que estaba feliz de la pelota, otra vez estaría en el segundo piso para poder disfrutar más de esa experiencia. El viaje duraría 12 horas así que esperaba comida y desayuno en el viaje, al final no me dieron nada. Era hora de dormir, mañana sería un gran día.

viernes, 10 de octubre de 2008

Los tenían al horno

Me desperté como a las 11, estaba bastante cansado por el ejercicio de la noche anterior. CH ya se había ido a trabajar. Lo primero que pensé al levantarme fue en que esa noche jugaría mi amado Millonarios de Bogota contra el Sao Paulo de Brasil. Me bañe, me arregle y tendí la cama, note la diferencia con la de CH, me sentí orgulloso de mí. Salí a almorzar, dejaba cofico (el barrio donde se ubicaba la casa) para introducirme en el centro, recorrí la Av. Colon hasta que vi un interesante aviso en un restaurante. Era el lugar indicado, el precio de los espaguetis era realmente aceptable, además de venir acompañado por cerveza. Ingrese al restaurante sin pensarlo dos veces y me senté en una mesa junto a la pared, donde pudiera mirar hacia la calle.

Vino el mesero y fue cuando me empecé a dar cuenta de la calidad del lugar donde estaba. Vestía un smoking y me saludo muy amablemente. Le pedí la pasta con salsa napolitana y cerveza Quilmes, me solicito el tamaño de la bebida, se me ocurrió que lo mejor era el litro, el mesero se retiro y me dejo ver el resto del restaurante. Había no más de 10 personas, se me hizo curioso que yo fuera el único joven y mas raro que todas aparentemente tuvieran mayor edad que mis padres. El restaurante además estaba decorado muy bien, tenia un ambiente tranquilo y elegante, me sentí bien de estar allí almorzando tan barato y rico. Cuando acabe el almuerzo todavía tenia la mitad de la cerveza en la mesa, decidí tomármela lo más rápido posible para salir y caminar mostrando orgullosamente mi camiseta de Millos. Pedí la cuenta y me fui sin dar propina.
Salí borracho del restaurante, la cerveza me hizo daño y caminaba por todo el centro de la ciudad nuevamente, me metía por centros comerciales, esquivaba puestos de revistas y a la gente que por allí caminaba, preguntaba por balones y camisetas para comprar, veía discos y edificios, miraba construcciones y protestas, miraba los carros viejos que circulaban y me mostraba por todos lados con mi camiseta de Millos, tratando de que pasará rápido el tiempo. Algunos muchachos, miraban mi camiseta tratando de identificar el equipo, pero por sus gestos parecía que ninguno lo lograba. Camine como dos horas mientras me bajaba un poco el efecto de la cerveza, pero cuando me di cuenta estaba muy perdido, así que decidí meterme a un Cyber (café Internet de por acá) haber si CH estaba conectado, afortunadamente si, así que desde el trabajo me ubicó. Salí y pregunte como llegar al lugar donde mi amigo estaba. Cuando llegue allí, nuevamente caminamos, haciendo la previa de lo que sería el partido. De nuevo en la casa llame a Jane y luego a mi Papá, nos deseamos suerte y prometí hablarle después del partido.

Llegamos al restaurante cerca de media hora antes del partido, nos servimos la cena, esta vez le pedí al señor que también me calentará el arroz, y nos acomodamos en una mesa justo al frente del televisor. Solo quedaba una pareja y un hombre a parte de nosotros y el dueño del restaurante. Comimos rápidamente y acomodamos la mesa con el escudo que nos había dejado el S. Oficialmente declaramos la embajada Millonaria en ese restaurante esa noche. Pedimos 2 litros de cerveza, la pareja se fue, y el hombre se acomodo con el dueño en una mesa al lado de nosotros.

Empezó el partido, Millonarios tenía un sistema bastante defensivo aunque muy táctico, los brasileros nos superaban técnicamente y su juego en conjunto era superior, tenían grandes opciones de gol y nosotros no podíamos tejer las únicas oportunidades de salir jugando que nos daba el rival. El primer tiempo pasó rápido, no recuerdo ninguna llegada de Millos, nos bebimos la cerveza y pedimos otra, comentamos durante el intermedio y aunque estaba muy, pero muy difícil, teníamos fe en sacar el empate. Sao Paulo salio con todo, después del descanso, nos atacaban por todos lados y Millos apenas podía sostener el arco en cero, de vez en cuando atacábamos con varios jugadores, por lo que nos ilusionábamos, seguíamos bebiendo mientras pasaban los minutos, en cualquier momento nos harían el gol.

Minuto 84:


GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL, GOOOOOOOOOOOL, Gol hijueputa!!!!!!! no lo puedo creer, GOOOL , golazo.
Que emoción tan enorme la que sentí, no lo podía creer, gritamos con todo nuestro corazón, nos abrazamos y volvimos a gritar. El restaurante vacío ayudo a que se escuchará mas fuerte y seguramente los vecinos se dieron cuenta de nuestra alegría. Millonarios ganaba en el mítico Morumbi y las lágrimas intentaban salir de mis ojos. Que noche tan maravillosa, una de las mas felices de mi vida.

PD: Me pegue una borrachera memorable!!!

jueves, 9 de octubre de 2008

¿Tienes Sueño?

aHoy CH decidió no ir a trabajar, por lo que podríamos vagar por la ciudad todo el día. Primero fuimos a la Lavandería, ya llevaba 7 días reutilizando la ropa y pues era más que necesario el recambio. Al caminar hacia el local donde se dejaba un talego con la ropa, y te la entregan completamente lavada, reconocía calles por las cuales había circulado la noche inmediatamente anterior totalmente perdido.

Durante los días que llevaba en Córdoba había analizado la posibilidad de ir a Sao Paulo para ver a Millonarios, en los cuartos de final de la Copa Suramericana y después de mucho meditarlo y hacer cuentas me quedaba muy complicado. Ante tal decisión, decidí gastar un poco menos de dinero y comprar una nueva cámara fotográfica, ya que aún me quedaban muchos días por vivir por tierras extranjeras, y era una necesidad para mí tener registro grafico de muchas de mis actuaciones y actividades. Caminamos hasta el centro de la ciudad y lo atravesamos de norte a sur, en busca de alguna mas bien económica, lamentablemente no conseguí si no una Samsung 630.

Era un buen día, hacia bastante sol. Seguimos caminando a través de la ciudad, nos dirigimos hacia la Universidad Nacional de Córdoba para averiguar sobre cursos temporales ó ¿porque no una especialización? La universidad, era enorme, se me hizo muy parecida a la nacho, con la diferencia que no habían rejas que la separaran de la ciudad y toda persona y vehiculo podrían transitar libremente por allí. Recorrimos un buen pedazo buscando algo para almorzar, finalmente pudimos comernos cada uno un superrancho (gran perro caliente) acompañado por un litro de cerveza, que bajo ese caluroso sol nos cayó perfectamente. Acabamos de comer y fuimos a buscar la facultad de administración o ciencias económicas, queríamos obtener información de primera mano, por eso al llegar a cada edificio preguntábamos por las oficinas respectivas de comunicación. Yo andaba mal, el litro de cerveza que me había bebido era demasiado para mí, por lo que ya me sentía muy, pero muy prendido.

Nos atendió una señora que nos comentaba sobre la maestría en gerencia de empresas, parecía bueno, pero era costoso, la cabeza me pesaba y no ponía mucha atención, estaba bastante distraído. Ella me interrumpió para preguntarme si tenia sueño, yo le dije difícilmente que no, pero CH se cago de la risa. Ella entonces, me molesto por mi cara y me dijo que dejará de trasnochar por andar en fiestas, yo solo me reí y después me puse serio intentando poner atención a lo que me decía. Al final nos despedimos y tomamos un bus para la casa.

Teníamos muchas ganas de comer arroz pero CH únicamente conocía un restaurante donde lo pudiéramos conseguir. Se trataba de un buffet donde nuevamente se valoraba el precio del plato a través del peso de la comida que se sirviera. Había televisor y tenían cable, después de comer le preguntamos al dueño si nos permitiría ver el partido de Millonarios la noche siguiente. Llegamos a la casa y nos sentamos a charlar un rato con la gente de la casa, Diego estaba en el computador chateando mientras hablaba con nosotros, yo llamaba a casa y a Jane. Al rato Diego nos invito a jugar futbol en una cancha sintética, CH se negó, pero yo me ilusione bastante, sería mi primer partido en tierras extranjeras.

Tuve que esperar hasta las 12:00 de la noche para que Diego me dijera que nos fuéramos, caminamos cerca de media hora por el centro de la ciudad charlando del futbol colombiano y de Millonarios, luego nos sentamos frente a un gran centro comercial a esperar otro rato a uno de sus amigos con los que jugaríamos, cuando por fin llego partimos nuevamente. Era un gimnasio, bastante precario, y en el fondo había dos canchas con unas pequeñas tribunas. La verdad, estaban en muy mal estado, el césped sintético que alguna vez las cubrió estaba totalmente extinto, y solo quedaba una pequeña capa verde, como si fuera un tapete de pésima calidad. Se estaba jugando un partido y yo sentado en la tribuna solo esperaba el momento de mi debut.

Fueron llegando los amigos de Diego, yo me cambie para estar listo, y apenas acabaron el partido que se estaba jugando salte a la cancha. Lucía la pantaloneta de Millos que mi papá me había prestado con mucho cariño, era mi debut y que mejor que tratar de poner en lo más alto el nombre de mi equipo. Ja, primera jugada y me hicieron un túnel, empecé mal. Me trato de asociar con mis compañeros, pero no sale bien, me falta confianza, los nervios no me dejan. Recurro a lo que mejor se hacer; correr. Se viene el equipo rival y yo los persigo de un lado a otro, no bajo el ritmo, los sigo y me tomo confianza, cada vez juego mejor. Se viene el equipo rival salgo a atacarlo, juemadre me hicieron otro túnel.
Se acabó el partido como a las 3 de la mañana, ganamos, me hice dos goles, uno bueno, aunque tampoco fue la gran maravilla. La diferencia futbolística entre el colombiano promedio con los argentinos con los que jugué no era tanta, me parece que somos capaces de hacer las mismas jugadas y ser tan técnicos como ellos lo son. La real diferencia es el compromiso y las ganas de triunfar, el correr cada balón, disputar cada jugada, meter, luchar, querer ganar y no rendirse. Regresamos a la casa a dormir, otra media hora de caminata sin nada mas que ver que las calles vacías.