jueves, 9 de octubre de 2008

¿Tienes Sueño?

aHoy CH decidió no ir a trabajar, por lo que podríamos vagar por la ciudad todo el día. Primero fuimos a la Lavandería, ya llevaba 7 días reutilizando la ropa y pues era más que necesario el recambio. Al caminar hacia el local donde se dejaba un talego con la ropa, y te la entregan completamente lavada, reconocía calles por las cuales había circulado la noche inmediatamente anterior totalmente perdido.

Durante los días que llevaba en Córdoba había analizado la posibilidad de ir a Sao Paulo para ver a Millonarios, en los cuartos de final de la Copa Suramericana y después de mucho meditarlo y hacer cuentas me quedaba muy complicado. Ante tal decisión, decidí gastar un poco menos de dinero y comprar una nueva cámara fotográfica, ya que aún me quedaban muchos días por vivir por tierras extranjeras, y era una necesidad para mí tener registro grafico de muchas de mis actuaciones y actividades. Caminamos hasta el centro de la ciudad y lo atravesamos de norte a sur, en busca de alguna mas bien económica, lamentablemente no conseguí si no una Samsung 630.

Era un buen día, hacia bastante sol. Seguimos caminando a través de la ciudad, nos dirigimos hacia la Universidad Nacional de Córdoba para averiguar sobre cursos temporales ó ¿porque no una especialización? La universidad, era enorme, se me hizo muy parecida a la nacho, con la diferencia que no habían rejas que la separaran de la ciudad y toda persona y vehiculo podrían transitar libremente por allí. Recorrimos un buen pedazo buscando algo para almorzar, finalmente pudimos comernos cada uno un superrancho (gran perro caliente) acompañado por un litro de cerveza, que bajo ese caluroso sol nos cayó perfectamente. Acabamos de comer y fuimos a buscar la facultad de administración o ciencias económicas, queríamos obtener información de primera mano, por eso al llegar a cada edificio preguntábamos por las oficinas respectivas de comunicación. Yo andaba mal, el litro de cerveza que me había bebido era demasiado para mí, por lo que ya me sentía muy, pero muy prendido.

Nos atendió una señora que nos comentaba sobre la maestría en gerencia de empresas, parecía bueno, pero era costoso, la cabeza me pesaba y no ponía mucha atención, estaba bastante distraído. Ella me interrumpió para preguntarme si tenia sueño, yo le dije difícilmente que no, pero CH se cago de la risa. Ella entonces, me molesto por mi cara y me dijo que dejará de trasnochar por andar en fiestas, yo solo me reí y después me puse serio intentando poner atención a lo que me decía. Al final nos despedimos y tomamos un bus para la casa.

Teníamos muchas ganas de comer arroz pero CH únicamente conocía un restaurante donde lo pudiéramos conseguir. Se trataba de un buffet donde nuevamente se valoraba el precio del plato a través del peso de la comida que se sirviera. Había televisor y tenían cable, después de comer le preguntamos al dueño si nos permitiría ver el partido de Millonarios la noche siguiente. Llegamos a la casa y nos sentamos a charlar un rato con la gente de la casa, Diego estaba en el computador chateando mientras hablaba con nosotros, yo llamaba a casa y a Jane. Al rato Diego nos invito a jugar futbol en una cancha sintética, CH se negó, pero yo me ilusione bastante, sería mi primer partido en tierras extranjeras.

Tuve que esperar hasta las 12:00 de la noche para que Diego me dijera que nos fuéramos, caminamos cerca de media hora por el centro de la ciudad charlando del futbol colombiano y de Millonarios, luego nos sentamos frente a un gran centro comercial a esperar otro rato a uno de sus amigos con los que jugaríamos, cuando por fin llego partimos nuevamente. Era un gimnasio, bastante precario, y en el fondo había dos canchas con unas pequeñas tribunas. La verdad, estaban en muy mal estado, el césped sintético que alguna vez las cubrió estaba totalmente extinto, y solo quedaba una pequeña capa verde, como si fuera un tapete de pésima calidad. Se estaba jugando un partido y yo sentado en la tribuna solo esperaba el momento de mi debut.

Fueron llegando los amigos de Diego, yo me cambie para estar listo, y apenas acabaron el partido que se estaba jugando salte a la cancha. Lucía la pantaloneta de Millos que mi papá me había prestado con mucho cariño, era mi debut y que mejor que tratar de poner en lo más alto el nombre de mi equipo. Ja, primera jugada y me hicieron un túnel, empecé mal. Me trato de asociar con mis compañeros, pero no sale bien, me falta confianza, los nervios no me dejan. Recurro a lo que mejor se hacer; correr. Se viene el equipo rival y yo los persigo de un lado a otro, no bajo el ritmo, los sigo y me tomo confianza, cada vez juego mejor. Se viene el equipo rival salgo a atacarlo, juemadre me hicieron otro túnel.
Se acabó el partido como a las 3 de la mañana, ganamos, me hice dos goles, uno bueno, aunque tampoco fue la gran maravilla. La diferencia futbolística entre el colombiano promedio con los argentinos con los que jugué no era tanta, me parece que somos capaces de hacer las mismas jugadas y ser tan técnicos como ellos lo son. La real diferencia es el compromiso y las ganas de triunfar, el correr cada balón, disputar cada jugada, meter, luchar, querer ganar y no rendirse. Regresamos a la casa a dormir, otra media hora de caminata sin nada mas que ver que las calles vacías.

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