miércoles, 15 de octubre de 2008

¿Por qué pasa esto Jane?

Afortunadamente me habían dado llaves para abrir la puerta, entre a la casa y me acosté a dormir sin que nadie se diera cuenta. Cuando me desperté, me dieron desayuno y pude llamar a Jane a través de Skype, me senté a chatear como una hora con ella y fue desastroso, se porto muy feo conmigo y termino en un agarrón monumental, yo estaba emputado y me puse muy mal. Doña Alicia me vino a hablar y me vio los ojos rojos, disimule diciendo que tenía mucho sueño.

Me arreglé, me vestí y salí con el firme motivo de conocer alguna de las canchas de Buenos Aires. Fui a la pizzería del lado y le pregunte a la persona que atendía por la cancha de La Paternal, era a tan solo 5 cuadras de allí por lo que emocionado me dirigí rápidamente. Sabía que en esa cancha jugaba de local Argentinos Juniors, club del cual había salido el héroe de la mayoría de los argentinos: Diego Armando Maradona. El estadio estaba ubicado en medio del barrio, me pareció increíble, era la cancha del barrio así como es la del Tabora o El Paseo, en mi amada Bogotá, era enorme y a la vez pequeño. El estadio estaba rodeado completamente de casas de familia, todo el contexto era inolvidable. Le di la vuelta mientras miraba cada una de las imágenes pintadas en sus muros y los bichos en sus puertas, me pareció espectacular los cadáveres en la tribuna visitante. A pesar de ser cuadrada, la cancha me gusto mucho.

Era la primera cancha que visitaba por lo que mi emoción era notable. Fui en busca de algo para almorzar pero no encontré nada. Yo sabia que Buenos Aires tenía muchas canchas por lo que al entrar a una pequeña tienda pregunte al dueño por otro estadio cercano. El dueño me dijo que la de All Boys estaba 20 cuadras de allí, por lo que empecé a caminar hacia la dirección indicada. Por el camino encontré un lugar donde pude almorzar un pebete (perro caliente de solo salchicha y pan) con cepita.
Por fin llegué, el estadio estaba ubicado en el barrio La Floresta, un sector humilde pero bastante tranquilo. No era tan alta como el que ya había visitado, pero si se veía mucho más grande, intente meterme por una calle para darle la vuelta, pero me arrepentí al verla tan solo. Camine y vi la entrada al club, sin pensarlo me entre. Era una cafetería y detrás había un gimnasio con una cancha de baloncesto. Pregunte si podía entrar a conocer y no hubo mayor problema, recorrí todo el gimnasio buscando como entrar a la cancha, finalmente solo conseguí colarme por una puerta y poder ver el campo de juego. Me parecía increíble que un equipo de la B Metropolitana (la tercera división) tuviera una infraestructura mejor que cualquier equipo de los colombianos, donde sus socios podían acceder a todos los servicios de las instalaciones. Le dí la vuelta a la cancha y encontré la puerta principal del estadio, me di cuenta que se llamaba Las Islas Malvinas, y recordé la triste historia y las imágenes que había visto en Córdoba de la crueldad de esta guerra entre Argentina e Inglaterra. Me pase a la acera del frente para sacar alguno foto, cuando me di cuenta, justo detrás mío había una especie de cancha de futbol sala, era la escuela de futbol de All Boys, se estaba disputando un partido de niños de no mas de 8 años y en las graderías los padres apasionados gritaban indicaciones a sus respectivos hijos, los niños corrían todas y jugaban con una garra que nunca me hubiera imaginado. Me sorprendendía una vez más del amor que siente el pueblo argentino por el futbol.
Me devolví por la misma ruta y vi otra cosa que me pareció curiosa, las funerarias pequeñas, como las que hay en barrios populares tipo "Las Ferias" de Bogotá, estaban completamente vacías, supuse que en Colombia la gente muere más. Conseguí un Cyber para ver que había pasado con Jane, recuerdo que la llame y todo empeoro. Fui a casa de María y descanse un poco había quedado de verme con Kershak en el Obelisco.
Nos encontramos, y por fin ya tenía quien me tomara fotos con el monumento histórico así que aproveche lo más que pude. De allí empezamos a caminar por Corrientes hacia una famosa pizzería de la ciudad: Banchero. Era un sitio bastante elegante, pedimos una pizza mediana mitad vegetariana para mí. Les puedo decir que es la mejor pizza que me he comido en mi vida, estaba recién preparada y acompañado con una enorme Quilmes fue una de las mejores comilonas que me pegue en el viaje. Mí amigo fue al baño y duro un buen rato, de ahí supuse que había perdido la mitad de la plata. Salimos de allí con la barriga llena, debíamos caminar bastante.

Llegamos a su casa, me presento a su familia, o a los que estaban despiertos. Subimos a su cuarto (un ático bastante pequeño y lleno de humedad, la rinitis me tenia vuelto nada en menos de 2 minutos) y empezamos a tomar mate, duramos toda la noche hablando, me contó de su problema de salud y me mostró la evidencia de eso, yo me sentí realmente mal, el que fuera mi mejor amigo estaba matándose lentamente. Al rato cuando pase de la impresión le cambie el tema, le conté de la realidad colombiana, de todo lo que estaba pasando en ese momento en mi país, mientras él hacia caras de incredulidad y se alegraba de vivir en su país a pesar de también tener todos sus problemas. La noche paso entre mate e historias.

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