domingo, 19 de octubre de 2008

Alistando la vuelta

Kershak, Diego y yo, nos dirigimos a la oficina de Copa Airlines ubicada en uno de los extremos de Puerto Madero. Habíamos tomado un bus el cual durante su recorrido me dejo mirar a lo lejos la Casa Rosada, hogar donde vive el presidente de ese país, y algunas banderas cercanas en tono de protesta permanente. Cuando nos bajamos del bus, me dijeron que estábamos cerca al teatro Luna Park, lugar donde los más grandes artistas locales presentan sus discos y se consagran verdaderamente ante un público realmente exigente. Sin embargo, yo no lo alcanzaba a ver bien, solo veía una equina y un aviso de Coca Cola, supuse que era allí pero seguí mi camino.

Había enormes edificios de oficinas, pude ver el de Microsoft y Diego me mostró especialmente uno, yo no le di mucha bola pero insistió demasiado, era una gran edificación construida por el mismo arquitecto argentino que construyo las Torres Petronas en Malasia (eso fue lo que dijo Diego), yo no le vi mucha gracia aunque si era muy bonito, prefería ver a las personas y su comportamiento, le encuentro mucho mas sentido a los movimientos, seguramente por mi formación académica y mi singular modo de ver la vida (No pues tan loco, tan singular). En esta parte de Puerto Madero había bastantes botes, pequeños pero elegantes, en medio del agua, estaban como estacionados con las velas recogidas. Me pareció simpático que desde un punto de allí median en kilómetros las distancias a diferentes ciudades del mundo (3151 Km. hasta Lima), me sentí muy lejano de mi casa, de mi familia, de Jane. Buscamos la dirección a la que íbamos, era un edificio y solo podía entrar yo, pase rápido. Sentí un alivio al estar sin ellos, el humo del cigarrillo ya me tenía aburrido, dure un poco más de una hora en la oficina de Copa Airlines arreglando el pasaje, pague lo adicional además de molestar un poco con las encargadas, quedo todo listo, pronto me iría a Bogotá. Cuando baje ellos estaban sentados en unos grandes sofás esperándome, les dije la fecha y el lugar del cual partiría y por esa razón ahora deberíamos ir al terminal de buses a comprar mi pasaje a Santiago de Chile.
Kershak sugirió que camináramos hasta allí, de esa manera me algo de dinero. Durante el recorrido pude ver un contraste bastante raro, primero el tren silencioso; un medio de transporte masivo amarillo que recorre la ciudad rápidamente sin mayores complicaciones. Por otro lado, después de caminar algunas calles, nos encontramos en medio de un atolladero de automóviles, buses y camiones que en pedazos nos dejaba un pequeño transito para caminar, el cielo es enorme pero no hay posibilidad de mirarlo.

Caminamos como media hora hasta que llegamos al terminal, por la parte donde entramos la gente era humilde, había muchas ventas y personajes populares, era ese otro lado de Buenos Aires, el de la gente de verdad, tal como en Bogotá. Entramos a El Retiro y busque alguna empresa famosa para comprar el ticket, desafortunadamente casi ninguna viajaba a Chile, por lo que tuve que buscar la que mejor se acomodara a mi presupuesto y horario, la elegida fue CATA. Mi vuelta a casa ya estaba establecida, ahora solo me quedaba intentar disfrutar el tiempo que me quedaba, luchando contra viento y marea.

Después de recorrer nuevamente la Galería Bond Street y las calles peatonales del Microcentro, y comprar algunas cosillas para la familia, la noche termino con una extraña comida en casa de Kershak: Arroz con leche y queso. Ya no había dinero para el hostal, por lo que me quede en la casa de mi amigo.

No hay comentarios: