miércoles, 22 de octubre de 2008

Final, no va más

Ya era de día cuando abrí los ojos, apenas había amanecido y estábamos llegando a Mendoza, al terminal donde se recogerían nuevos pasajeros. Allí debíamos hacer adicionalmente una parada de una hora (que fue de un poco más) para revisar mecánicamente el bus y ahorrarse el desayuno que nos habían prometido al venderme el pasaje. El panorama me indicaba que estaba cada vez más cerca de casa, Los Andes se dejaban ver con su majestuosidad. La azafata nos acompañaría hasta allí, por lo que ahora un azafato se encargaría de nosotros durante las siguientes 8 horas de viaje. Estuve recorriendo de un lado para otro el terminal y entre al baño, no había tarifa fija, solo una toalla llena de monedas donde uno dejaba lo que quería, una persona vigilaba desde dentro, era bastante incomodo.

Nuevamente arrancamos y aunque había más personas, a mi lado no había nadie, por lo que podría viajar tranquilamente. Decidí dormir otro rato, era demasiado confiado, aunque Kershak me había hablado de lo peligroso que es viajar en ese tipo de buses por el alto índice de accidentalidad. (Recordé que el día que llegué a Buenos Aires un bus de la misma empresa en la que en ese momento viajaba se había volcado) Me desperté, estábamos por subir la cordillera de Los Andes, por lo que me aliste para disfrutar de ese espectáculo por última vez. En esta ocasión el azafato nos iba informando y dando datos sueltos sobre las montañas y montes famosos de la cordillera, entre ellos “los caracoles”, una carretera diseñada para subir una gran montaña en la que entre mas arriba estas, puedes ver todo el camino que has recorrido. Casi media hora estuvimos allí, el día era soleado y se podía ver todo con facilidad, la gente al igual que yo, miraban asombrados el paisaje. El Cerro Aconcagua (el pico más alto de America según la wiki) se veía imponente así no estuviese tan cubierto de nieve como hace unos pocos años, igual se acercaba el verano y de ahí sus consecuencias. El día era perfecto y disfrute muchísimo el recorrido, por fin uno de mis planes había salido como yo lo deseaba.

Finalmente, llegamos al paso fronterizo “Los Libertadores”, era el momento de descansar los pies en tierra firme mientras hacíamos la fila para mostrar los pasaportes en las dos aduanas y alguna maquina revisaba las maletas. Me decidí a tomarle una foto al numero del bus para no perderlo (189), yo tenía esa paranoia de que me podría quedar allí y el vuelo saldría en 12 horas aproximadamente. Habían varios buses, pero el azafato que era bien vivo, consiguió que nos atendieran primero, hicimos una fila primero en la aduana argentina, allí nos sellarían el pasaporte. Cuando llegué el policía comentó con su compañero mi nacionalidad y a continuación me dijo: ¿… y no traes café blanco? Yo lo mire como un culo y le dije que no, me entrego el pasaporte rápidamente. Pase algo contrariado a la próxima fila donde me dieron la bienvenida muy formalmente. Recordé que tenía el mismo saco que le había prestado a Kershak la noche anterior, aún olía a marihuana, y pues ustedes entenderán un colombiano y con ese aroma. El perro empezó a olernos y a nuestras maletas pequeñas, unas señoras le dieron caricias al perro, no detecto nada cuando paso junto a mí.
Todo resulto bien o al menos eso fue lo que pareció cuando nos dieron la autorización de subirnos al bus. Avanzamos unos metros para salir del parqueadero pero nos detuvimos. El azafato andaba de un lado para otro algo angustiado. Finalmente se subió al bus, llego al segundo piso y nos contó que habían encontrado a alguien sospechosos en el bus, al parecer tenia algún tipo de requerimiento judicial, por lo que no podría salir del país. Estaba bastante enfadado, se quejaba del trato que estábamos recibiendo, al parecer todos éramos sospechosos, y yo gracias a mi nacionalidad, sentía aún más paranoia. Ya le había pasado algo similar y las autoridades habían dejado el bus allí durante 12 horas. Al escuchar eso, me entro mucho miedo, yo tenía el tiempo justo, me imagine corriendo al aeropuerto o teniendo que pagar un costo adicional por haber perdido el vuelo.

Finalmente arrancamos, solo tuvimos que esperar una hora allí. No imaginan cuanto descanse cuando el bus se dispuso en camino a Santiago de Chile. Empezamos a bajar la cordillera, daban una película de acción protagonizada por Nicolas Cage en los televisores del bus, estaba interesante, algún próximo estreno, definitivamente era un dvd pirata. La película no había terminado cuando llegamos al terminal en Santiago, ya eran las 2 de la tarde y no nos habían dado almuerzo, no estaba contemplado en el itinerario. Algunos nos quedamos esperando el final de la película, no faltaba mucho dijo el azafato, no termino bien. Recogí mis maletas y empecé a buscar un teléfono para llamar a Paulina. La parte del terminal en la que estaba era la misma en donde había recogido a CH cuando llegó, como ya lo conocía lo recorrí sin problemas.
Encontré un teléfono público y llame al celular a Paulina, le conté que estaba nuevamente en Santiago y que mi vuelo salía en la madrugada y que quería comprar una pava de la U de Chile, ella me dijo que la esperara allí. Casi media hora después llegó, estaba acompañada de un muchacho de un aspecto singular, tenía unas "chanclas" casi alpargatas. Se dirigían hacia Maipu y al ver todas mis maletas, me sugirió que me fuera a su casa y dejara todo allí mientras tanto. El camino ya lo conocía, tenia que tomar el metro, hacer un transbordo y luego caminar algunas cuadras con mis tres maletas, sabia que nada podría ocurrirme ahora que estaba en Santiago de Chile.
Terminal
Paulina

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