lunes, 6 de octubre de 2008

Viven

Alguno de los días que estuvimos en el terminal habíamos comprado los pasajes, así que solo quedaba despedirnos, hacer maletas, buscarle un hueco enorme al ego por la clasificación de Millonarios y partir. El bus que habíamos escogido era de 2 pisos, algo cheverísimos para mí, ni siquiera en los buses de colsubsidio que veía una vez al año circulando por Bogotá, me había montado, así que esto era una novedad enorme, obviamente CH y yo escogimos viajar en el segundo piso, aunque nos toco casi al final.

El bus era realmente cómodo ya que era semicama y podíamos inclinar los asientos muchísimo, además que contábamos con almohada y cobija por cada puesto. Además contábamos con 3 televisores en todo el segundo piso, distribuidos de tala manera que todos los pasajeros pudiéramos ver las distintas películas que pasaron. Dejamos el escudo de Millonarios del S, en la ventana casi todo el viaje, intentábamos recordar los viajes por las vías colombianas siguiendo al equipo en provincia.

Cuando estaba en el avión (hace 4 días) y vi la cordillera me asuste, pero ahora que estaba en ella, atravesándola, no podía hacer mas que disfrutar las imágenes que cada curva me brindaba. Las montañas eran enormes y casi todas en su cima estaban cubiertas de nieve, nunca había estado tan cerca de la nieve y ahora veía algunas de las montañas donde el equipo uruguayo de rugby cayo hace mucho tiempo. El panorama era increíble, definitivamente me sentía muy afortunado de estar viviendo esto.

Era hora de almuerzo, cuando llegamos al paso de los Libertadores, lugar fronterizo entre Chile y Argentina y donde están ubicadas las respectivas aduanas. Nos tuvimos que bajar para mostrar los pasaportes y pudimos comer algo, CH me gasto ya que no tenia dinero argentino. Pudimos caminar, las montañas eran fabulosas, pero el frío era terrible, afortunadamente no duraríamos mucho tiempo allí y según lo que habíamos visto, nos darían almuerzo y hasta comida, el bus contaba con azafato.

Después de pasar por Mendoza una mujer argentina nos empezó a hacer la charla, pensó que éramos mexicanos, por lo que nos quería contar que su hija debutaría en la televisión manita en pocos días. Sin embargo, cuando le dijimos nuestra nacionalidad empezó a hablar de futbol y de un amigo que quedo campeón en Colombia en 1988, al preguntarle el nombre no lo podíamos creer: Mario Vanemerack. La charla entonces, se alargo, hasta que el cansancio lo permitió. Finalmente llegamos a Córdoba a las 3 de la mañana, tomamos un taxi hasta la casa donde CH vivía.

1 comentario:

Jancker dijo...

Defenzor casi tocando las cumbres Andinas en su propia "Operación Condor".

Experiencia unica!

Una pregunta, ¿algun miembro del equipo uruguayo accidentado en los 70 era vegetariano?